Entrevistamos a Daniel Hernández Chambers, autor del fantástico universo de Ojos de Medianoche

21-04-2022

Desde pequeño Daniel Hernández Chambers sabía que quería contar historias y ahora, de mayor, es un reconocido escritor y una de las voces más prominentes de la literatura infantil y juvenil actual. Es el creador del universo de Ojos de Medianoche, cuyos valores  principales son la amistad, por encima de todo, y el amor. Esta apasionante trilogía de fantasy tiene disponibles dos títulos en inglés en la biblioteca Ta-tum  y ahora puedes disfrutarla completa en castellano. En esta entrevista, nos presenta la colección, nos cuenta de dónde procede su inspiración y nos descubre las claves –muy particulares– de su proceso creativo. 

 

¿En qué te inspiras para crear estas historias de guerreros, brujos, gigantes y duendes fantasy? 

¡La inspiración es un misterio! Es evidente que todo aquello que hacemos, leemos, vemos o experimentamos en nuestra vida nos influye. En mi caso, esta influencia me lleva a inventar nuevas historias. Supongo que no habría escrito Ojos de Medianoche si de pequeño no hubiera leído, por ejemplo, El hobbit o tantos otros libros de temática semejante. 

 

¿Eres aficionado a los libros o juegos de fantasy?

Del mismo modo que no soy un escritor de género, tampoco soy un lector de género; al contrario. Disfruto casi con cualquier lectura y también a la hora de escribir historias de diferentes géneros; fantasía, como en esta trilogía, realismo, misterio, humor… La magia y la lucha con espadas tienen algo que me atrae especialmente, eso sí. Y, en cuanto a los juegos, debo admitir que soy un poco raro: ¡no son lo mío!

 

A la hora de escribir un libro de ficción, hay que imaginar un universo, diseñar unos personajes, documentarse e investigar, inventar una trama… ¿Cómo es tu proceso creativo? 

Solo se me ocurre calificar mi proceso creativo de desastroso. Cada escritor desarrolla su propio método a lo largo de los años, no hay un único método ni mucho menos. Tampoco tiene por qué servirnos el método que a otro le ha llevado al éxito. 

Hace años me dediqué durante un tiempo a coleccionar los llamados decálogos del escritor –las normas que algunos escritores proponían para quienes empiezan en esto– y me di cuenta de que, a menudo, las normas de uno contradecían a las de otro. Llegué a la conclusión de que no hay normas fijas en esto. ¡Ni siquiera a un mismo autor le sirve siempre un mismo método!

 

Entonces, cuéntanos cómo es ese «desastroso» método que a ti te funciona.

Planifico antes de ponerme a escribir, intento tener el final decidido antes de empezar, pero a veces no lo hago, y otras veces lo cambio sobre la marcha. Hago esquemas, pero son tan simples que creo que no merecen ni el nombre de esquemas. En ocasiones hago listados de personajes, e incluso fichas de cada uno, pero la mayoría de las veces me salto esa parte. Lo que sí hago es escribir un planteamiento inicial, aunque a menudo es muy breve. Y también escribo bocetos de escenas y diálogos… Poco más.

 

¿Y algún consejo que recomiendes a futuros escritores?

Una cosa que hago siempre es apuntar todas las ideas que se me ocurren. Muchas, diría que la gran mayoría, no llegan a convertirse en novelas, pero hay unas cuantas que tiempo después de haberlas apuntado empiezan a germinar. También apunto las características de personajes, o posibles escenarios, cosas así. A esa carpeta donde las voy anotando vuelvo con frecuencia, y de tanto en tanto descubro ideas olvidadas y, de repente, ya no puedo quitármelas de la cabeza. Entonces, empiezo a ver relaciones con otras ideas anotadas, y ahí es cuando sé que puedo tener una nueva novela entre manos.

Y una vez que has terminado de escribir, ¡llega el momento de ilustrar! La ilustración de Antonio Lorente, a quien también hemos entrevistado, es casi un personaje más en estas novelas. ¿Te imaginabas así a los protagonistas cuando escribiste la primera historia? 

Antonio Lorente es un fuera de serie en la ilustración. Para mí es una auténtica gozada contar con su trabajo acompañando y enriqueciendo mis historias. Yo no imaginaba exactamente así a los personajes, pero eso es lo bonito de esto. El ilustrador hace suyo el texto y lo expresa mediante su arte. La imagen que hay en mi cabeza y la que él plasma no tienen por qué ser la misma, y está bien que sea así, porque precisamente esta es la base de la literatura. Cada lector imagina los escenarios y los personajes con las pinceladas que el escritor le ofrece, y cada persona imagina cosas distintas. Los lectores no tienen que intentar encontrar las mismas imágenes que el escritor tenía en su cabeza, sino crear las suyas propias.

 

¿Y cómo es el proceso de trabajo juntos?

Nunca me meto en el trabajo del ilustrador, no se me ocurriría hacerlo. Siempre he tenido la suerte de que los ilustradores de mis libros han hecho más atractivas mis obras.

 

¿Qué valores crees que aporta esta colección? 

El valor de la amistad por encima de todo. La amistad y el amor. Al fin y al cabo, son las dos cosas que más merecen la pena en esta vida. Prefiero tener un amigo como Crey que una mansión. 

 

¡Qué gran consejo para los jóvenes lectores! Como sabes, Ta-tum es una plataforma de lectura escolar, ¿cómo te gustaría que se usaran estos libros en clase? 

Me encantaría que se leyeran en voz alta en el aula. En mi época de estudiante tuve la suerte de tener algún profesor que dedicaba siempre una clase a la semana a hacerlo así.

 

¿Y algún consejo para docentes?

No soy quién para dar consejos a los docentes. Su labor es demasiado importante y complicada como para que venga alguien de fuera a entrometerse.

 

Sabemos que tienes más títulos en Ta-tum, ¿cuáles nos recomendarías? 

¡Todos, claro! Son muy distintos entre sí y tocan temáticas muy diferentes. Al contrario que Ojos de Medianoche, Cruces en la arena, Huellas de carbón o Yo me iré contigo son tres novelas de corte realista, y a todas ellas les tengo un cariño especial. ¡Y ojalá a sus lectores les suceda lo mismo!

 

Y ahora, por último, vamos con unas preguntas para conocerte un poco más:

Si no hubieras sido escritor, te habría gustado ser…

Tuve la suerte de saber desde muy pequeño que quería contar historias, pero por supuesto, también deseaba ser otras cosas: delantero centro, aunque se me daba mejor ser portero; marinero, en los Mares del Sur, claro; arqueólogo, vagabundo… Si no hubiera podido ser escritor, creo que me habría conformado con ser loco.

 

Tu trabajo como escritor lo definirías con la palabra…

GOZADA / AVENTURA / PASIÓN / DIVERSIÓN / VIDA

 

Un libro, aparte de Ojos de Medianoche, que recomendarías a tus lectores y que leíste a su edad. 

Si ha de ser uno que leí hace tanto, recomendaría La isla de Tökland, de Joan Manuel Gisbert.

 

¡Y esto es todo, Daniel! Muchísimas gracias por tu tiempo, por compartir tu proceso creativo y por acercarnos un poquito más al universo de Crey.